sábado, 22 de marzo de 2008

Y de la noche a la mañana, aquella plenitud se deshizo como arena en mis manos.....

Y me quedé sin palabras.




Me pesa demasiado… El tiempo que vuela, las palabras que necesito decir pero que se han quedado mudas. Mi puto bloqueo como respuesta. El peso repentino de la vida, es la vida, que me ha roto las palabras.

Aunque siempre he sabido que hay más maneras a parte de las palabras para hablar, expresar o decir. Son limitadas, encadenadas, y lo que puedo tener dentro es algo inefable mediante ellas.
Sé que nunca me lo perdonaré si no empiezo a recomponer cada letra… Cada letra de cada palabra por decir… Y para ti, cada palabra de esas que no tienen letras, cada palabra de mis ojos, de mis manos en las tuyas, mis sonrisas que son para ti, mis abrazos y mis millones de gracias que también, son sólo para ti.
Nada más sirve ahora, no sirve analizar el motivo, nada sirve contemplar las lágrimas frente a la pared. Nada sirve salvo un abrazo porque sí seguido de un beso en la mejilla, una risa, o acariciar tu mano arrugada. Eso, lo que siempre he hecho, es lo único que puedo seguir haciendo. Y juro que lo haré eternamente. Tengo que hacértelo saber… Y deseo habértelo hecho saber, por lo menos, desde que aprendiste a mudar un pañal.
Lo que siempre he hecho, juro, que lo haré eternamente.
No te vayas.

domingo, 16 de marzo de 2008

La plenitud

Eso es la felicidad, la plenitud. Sentir que no quedan huecos vacíos ni agujeros por tapar.

Lástima de aquel que necesita demasiado. Es aquel que busca y busca, escarba y escarba buscando aire bajo tierra, cuando no sabe que para respirar sólo tiene que levantar la cabeza.

Bueno... todo es cuestión de tiempo.

Yo me siento plena, gracias a algunos cambios geográficos, a algunos cangrejos rojos, a algunas risas incontrolables, gracias a algunos nombres propios. Gracias a mí, que lo he conseguido.