viernes, 3 de octubre de 2008

Es la voz ronca, que no me deja respirar. O es el sol que me ciega, o la luz que no me ilumina el camino. A veces son los pasos de nadie, otras veces el no sonido de la multitud. Pero de repente me ahogo. Son días amargos, días en los que echo de menos los días insípidos. Son días “sin motivos aparentes“. Todo pasa de repente; mi garganta se cierra y no me deja llorar. Sólo puedo esperar, rezar y esperar. Confiar.
Días atrás, pocos, o muchos, podía verte y sonreir. Porque te veía a ti. Porque todo era “aparentemente normal” y la evidencia no hacía acto de presencia. Podía salir, por momentos olvidar, eran los días superficialmente normales. Mi burbuja de jabón… De repente caí en picado. Esa idea de saber que todo sigue adelante iba apretando poco a poco y ahora me estrangula. Que nunca volveremos atrás, nunca volverás atrás, como siempre, ni yo volveré contigo. Ni veré a mi hermano mirarte. Ni volverás a entrar silenciosa por la puerta. Días atrás, pocos, o muchos, casi no era consciente. No quería abrir los ojos, sólo lo hacía por momentos y cojones. Ahora son diferentes, me doy cuenta.

Y el tiempo pasa despacio. Parece que el reloj cambia de velocidad cuando quieres disfrutar de algo, a cuando esperas. Ahora el tiempo es lento. He llegado al punto de desear eso que nunca pensé que fuera a desear. Y tengo tanto miedo. Tengo tanto miedo de que todo termine. Tengo tanto miedo de llegar a querer que termine. Y el tiempo se escurre como tus manos sobre las mías. Quiero dártelo todo pero no puedo, y no creo que me conforme con arroparte. Podría hacer más, lo sé, pero es como si al hacerlo... Una barrera. Porque nunca es suficiente. Porque quiero hacerlo porque sí, y no porque el destino me lo imponga a toda prisa. Asumirlo. Antes no lo hice, ahora casi del todo. Aún así sigo viviendo a tu lado con los ojos entreabiertos. Y me da miedo que no despiertes.

Han vuelto como nunca los días sin poesía.
Esto es lo que salió Er******, imposible crear una mínima belleza literaria, imposible ablandar la crudeza. Para qué gastar mi tiempo en embellecer una mierda de texto. Como mucho poner correctamente las tildes, es lo máximo que puedo hacer para que sea menos feo de apreciar para el ojo humano.
Un paso más hacia el surrealismo, es la pura realidad.

1 comentario:

Niña de nieve dijo...

A mi me ha gustado mucho, me ha llegado, y tiene mucha fuerza, ánimo, no decaigas!!!

Yo tengo el problema de que parece que con la climatología del país en el que me encuentro la inspiración se ha congelado, todo sea intentar darle calor para que renazca...

Besos